Los poetas toman conciencia de su papel en la sociedad y de la importancia en su poesía. A partir de 1950 denuncian la marginación, el paro y la falta de libertad, exigen la justicia y la paz para España, una patria amada y rota que se convierte en protagonista de sus versos. Palabras como compromiso y solidaridad son las que mejor expresan el sentir de estos poetas, porque buscan compartir sus versos con los demás y que su obra no sea suya, sino de todos. Los poetas sociales adjudican a la labor poética una función colectiva e histórica, por lo que debe de ser realista: una obra de su tiempo y destinada a su tiempo, tan social como el trabajo o la justicia.
Han pasado los años y estos versos no han perdido vigencia, el mundo avanza cada vez más acelerado, los conflictos se agravan, la humanidad se informatiza, se piensa y se siente en números, la pobreza aumenta y las clases sociales son cada vez más palpables. Se comienza a exponer más las diferencias entre los países “desarrollados y subdesarrollados”.
El poeta colombiano Jorge Zalamea, nos recordaba en su libro La poesía ignorada y olvidada (Premio Casa de las Américas, Cuba, 1965) que “en poesía no hay pueblos subdesarrollados”. Esta tesis cobra vigencia cada vez más en un mundo globalizado e interconectado donde las brechas entre los más ricos y los más pobres son cada vez más grandes. Por eso una certeza se nos confirma como verdad de a puño día tras día en este siglo XXI: nuestros países siguen sumergidos en unas inequidades sociales, económicas y políticas mientras el planeta se calienta, la banca y los mercados dominan la historia y el destino de la humanidad.
La historia de la colonización de América ha sido sangrienta y convulsa, pero, a pesar de ello, nuestro continente ha sabido forjar, dentro de su caos, una defensa de sus saberes y luchar por la autenticidad precisamente por la temprana colonización y fusión entre culturas, hoy se intenta al menos mantener las raíces que nos identifican como pueblo amerindio.
Dentro de todo este universo literario, y específicamente poético en habla hispana, han existido múltiples innovadores y defensores poéticos que se convirtieron en la voz del pueblo como: José Martí, Antonio Machado, Pablo Neruda, César Vallejo, Miguel Hernández, Rafael Alberti. Generaciones literarias posteriores que continuaron influyendo en nuestro presente son: Ernesto Cardenal, Roberto Fernández Retamar, Mario Benedetti, Nicanor Parra, entre otros. Todos ellos con estilos diversos y transitando por diversos universos creativos, pero con un mismo objetivo: la denuncia social. Asimismo, no fue solo la poesía el vehículo de denuncia, sino también, la música; la nueva canción y la canción protesta.
En estos últimos años, el tratamiento de temas se complejiza continuamente en nuestra sociedad y surgen las luchas contra el machismo, la pobreza, las fobias sociales, la rebaja de los sueldos, el aumento en las edades de pensión, educación y la salud siguen siendo un privilegio, crece el racismo y el tema ambiental está a la orden del día, esto es lo más comentado por los poetas. ahí está la poesía para devolver algo de ética y resistencia. También, el lector se enfrentará ante niños huérfanos y mujeres viudas, ante verdaderas historias y crueldad al desnudo. Poesía comprometida y testimonial. Poetas que defienden su lengua, su cultura y sobre todo, su historia; poetas que dan voz a las víctimas e identidad a sus pueblos; poetas que denuncian la violencia, humillación e injusticia que caracteriza nuestra historia.
Hoy la violencia se recrudece en Latinoamérica con fuertes manifestaciones juveniles y movilizaciones indígenas, Ecuador, Chile, Bolivia, Brasil, hoy es Colombia; el mundo se ve conmovido por los acontecimientos en Gaza y hay masivas protestas de solidaridad con el pueblo palestino en las importantes capitales europeas: Londres, Bruselas, Paris, Madrid son un ejemplo. Este es el tiempo, hay un renacer de los movimientos y marchas estudiantiles. Internet y las redes sociales son los mejores aliados para la nueva forma de protestar. Ahora hay unas realidades que reivindican los valores contemporáneos.
Epístola de los poetas que vendrán
Tal vez mañana los poetas pregunten
por qué no celebramos la gracia de las muchachas;
tal vez mañana los poetas pregunten
por qué nuestros poemas
eran largas avenidas
por donde venía la ardiente cólera.
Yo respondo:
por todas partes oíamos el llanto,
por todas partes nos sitiaba un muro de olas negras.
¿Iba a ser la Poesía
una solitaria columna de rocío?
Tenía que ser un relámpago perpetuo.
Mientras alguien padezca,
la rosa no podrá ser bella;
mientras alguien mire el pan con envidia,
el trigo no podrá dormir;
mientras llueva sobre el pecho de los mendigos,
mi corazón no sonreirá.
Matad la tristeza, poetas.
Matemos a la tristeza con un palo.
No digáis el romance de los lirios.
Hay cosas más altas
que llorar amores perdidos:
el rumor de un pueblo que despierta
¡es más bello que el rocío!
El metal resplandeciente de su cólera
¡es más bello que la espuma!
Un Hombre Libre
¡es más puro que el diamante!
El poeta libertará el fuego
de su cárcel de ceniza.
El poeta encenderá la hoguera
donde se queme este mundo sombrío.
Manuel Scorza
Antología “Resistencia en la tierra”
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