El proceso de financiarización demandó cambios técnicos y jurídico-políticos de los Estados Nacionales y de igual manera exigió transformaciones en sus plataformas culturales a fin de garantizar la reproducción “simbólica” del capital. Por lo tanto, las corporaciones financieras emprendieron la conquista de los Aparatos Ideológicos: Los medios de comunicación se tornaron en los principales agentes de socialización, subsumiendo los valores de la familia y de la escuela a sus propios intereses; algunos sociólogos han llamado a este fenómeno, desocialización y desinstitucionalización.
La cultura yuppie, la del “joven profesional urbano”, había encarnado los valores fundamentales del capitalismo neoliberal a lo largo de esos años. El individualismo, la competitividad, el consumo voraz de tecnologías de punta, la afiliación a movimientos de derechas, y ultraderechas, conformaron la personalidad de un sector de la otrora “Generación X”.
Para ello, fue necesario desocializar para resocializar a esos jóvenes a través de las ONG’S, quienes, por medio de programas políticos, sociales y culturales, comenzaron a desacreditar el papel rector del Estado Nacional como garante, entre otras funciones, de una educación para todos. Valores privatizadores modelaron el sentir político de esa generación.
El imperio de los medios de comunicación, y de las ONG’S, marcaron un hito en la historia cultural y educativa del capitalismo neoliberal, desplazando a la familia y a la escuela como principales Aparatos de socialización primaria y secundaria; la consecuencia inmediata de ello fue la reforma curricular global exigida por el capital financiero en términos tecnocráticos. En suma, la racionalidad instrumental modeló la consciencia social de ese sector social durante esos años.
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