El matrimonio del Profeta con Jadiya no fue similar a los matrimonios conocidos comúnmente, fue único y tuvo sus propias características, ya que esta unión bendita y sagrada no tuvo un criterio fugaz, ni una relación amistosa sin fundamento, tampoco surgió de motivos materiales u otras intenciones, como sucede en este mundo, entre la gente “famosa”. De igual manera es importante aclarar que los objetivos políticos no jugaron un papel en la firma y formación de esta vida común y su organización.
Todo comenzó a partir un viaje de negocios cuando el Profeta Muhammad (P) se convirtió en el compañero de la caravana comercial de Jadiya (P). Aunque había una gran distancia entre el nivel de vida del Profeta y el de aquella dama árabe poseedora de una gran riqueza, fue su sabiduría la que influenció en su decisión, pues observó la moral, la inteligencia y el buen comportamiento del Mensajero de Dios. Fue sobre esta base que la noble dama de Hiyaz, con su especial respeto y cortesía, habló sobre matrimonio con el Profeta y le pidió que diera un paso adelante y se casara con ella. Sin embargo, pese a la propuesta matrimonial de la mejor y más rica mujer del mundo árabe, el Profeta consideró que sería mejor comenzar una vida junto a una mujer que estuviera en armonía con él, financiera y materialmente, por esta razón, no respondió en forma afirmativa y se disculpó con Jadiya. Pero como era ella era una dama sabia, clarividente, culta y virtuosa, frente a la respuesta negativa del Profeta, respondió: "¿Alguien que ha decidido compartir su vida con una persona tan pura como Muhammad y sacrificaría su vida por él, ¿es difícil para él darle también sus riquezas y posesiones?" Fue con este argumento que le pidió al Profeta que enviara a sus tíos a la casa de su padre y le propusiera matrimonio formalmente.
Los tíos del Profeta se sorprendieron después de escuchar está feliz noticia, que era única en su tipo, y sus tías también se admiraron de la propuesta de la Señora de Hiyaz, entonces decidieron ir a su residencia a solicitarle que se casara con el Mensajero de Dios.
Esta bendita unión se realizó de la mejor manera y fue uno de esos momentos memorables en los que sintió que la felicidad se había vuelto hacia ella para siempre… en la forma más perfecta y el sol de su felicidad había salido, porque había alcanzado su mayor deseo, que era casarse con el Profeta.
La gran dama de Hiyaz dio a luz varios hijos en esta vida conjunta, todos los cuales murieron en la infancia. Jadiya y el Profeta fueron bendecidos con hijas llamadas Zainab, Umm Kulzum, Ruqaya y Fátima (La paz sea con ella), que era la más joven.
Muhammad, el joven de La Meca, tenía características especiales que atrajeron la atención de Jadiya, tenía piedad, espiritualidad, castidad, honradez, buen carácter, veracidad y honestidad, lo que hizo que ella se interesara. Fue la presencia de todas estas virtudes morales y el comportamiento en el Profeta (P) que motivaron a la mujer más rica de Quraysh a declarar su disposición para casarse con él.
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