El ayuno como praxis de purificación en las religiones

“Ayunar y compartir: la oración vuela, llevada por estas dos alas” Agustín de Hipona

Dentro de la praxis espiritual del ser humano, el ayuno está presente como un acto de purificación y abstinencia, que refleja la perenne lucha del alma contra lo adverso a ella. El ayuno cumple para el alma, la función de pedagogía, antídoto y camino de autoexamen.

San Atanasio habló de dicha experiencia. “El ayuno”, dijo, “cura a los enfermos, seca cualquier descarga. Repele a los demonios y expulsa los pensamientos poco saludables. Aclara la mente y purifica el corazón. Él santifica el cuerpo y transporta al hombre al trono de Dios. El ayuno es una gran fortaleza”. Esta definición que data del siglo VI tiene un mérito esencial: la de abarcar todas las dimensiones del hombre. Otros podrían definir el ayuno como un programa de salud física y espiritual, una especie de terapia liberadora, una dieta de “aptitud física” para abrir el apetito. El ayuno es sobre todo “una disciplina de la oralidad”, como lo explican algunos antropólogos, al estar presente en la praxis de múltiples religiones y caminos espirituales.

Para el musulmán el ayuno en el mes Bendito de Ramadán es el gran ciclo que permite la abstinencia para nutrir el espíritu y el cumplimiento de uno de los grandes pilares del Islam[1]. Por ello es válido en este nuevo mes de Ramadán que inicia,  examinar brevemente la práctica el ayuno en algunas religiones[2].

En religiones antiguas como el hinduismo el ayudo es parte presente en su dinámica espiritual. Un ejemplo de ello es la festividad de Karwa Chauth', un día de ayuno preceptivo con el que las mujeres de esta fe  pretenden asegurar, mediante su devoción, una larga vida y bienestar para sus maridos.[3] Para la tradición hindú el ayuno es, a un mismo tiempo, tránsito y ascenso, caminata y esperanza. Gandhi, creyó que una estricta disciplina ascética purificaba el alma y el cuerpo, siguiendo en esto lo escrito en el Bhagavad-gitâ: “De ninguna manera debemos renunciar a los actos de sacrificio, ofrenda y ascetismo; deben realizarse porque purifican al sabio. Y estas mismas acciones ciertamente deben hacerse, dejando de lado el apego y el fruto.” Por ello el Padre de la Independencia de la India hizo del ayuno el signo más visible de su protesta, basado en la no violencia, la compasión y la verdad. El ayuno está presente en otras religiones asiáticas como el budismo, jainismo, sikhismo y diversas escuelas espirituales indias.

En la tradición judía, como lo demuestran las numerosas referencias en el Antiguo Testamento, el ayuno cumple un rol fundamental. En varias ocasiones, el pueblo judío ayuna para poner fin a una calamidad, para reparar sus faltas o para pedirle perdón a Yahveh. Si la religión de los hebreos se construyó en oposición a la dimensión mágica de las creencias mesopotámicas, tomó de nuevo ciertos principios, en particular las restricciones alimentarias. Hoy, para los judíos, el día principal de ayuno es Yom Kipur, tiempo de arrepentimiento, perdón y reconciliación. “Porque en este día haremos expiación por ti, para limpiarte de todos tus pecados ante el Señor”, dice Levítico, uno de los cinco libros de la Torá. La cuenta regresiva comienza en el Año Nuevo judío, Rosh Hashaná, que cae en septiembre u octubre, según el año. Los fieles observan diez días de arrepentimiento y el décimo día, por lo tanto, Yom Kipur, se ven privados de beber, comer, trabajar, bañarse o tener relaciones sexuales desde el ocaso de la tarde anterior hasta el ocaso de la noche siguiente. Todavía se prohíben otras acciones, como usar ungüento o usar zapatos de cuero. “Es un ritual de volverse sobre uno mismo a principios de año, un restablecimiento de la pureza. El pueblo judío examina los pecados cometidos y procede a un examen de conciencia, que culmina en Yom Kippour, para salir completamente puro”, explica Nicole Belayche, historiadora de religiones. Como la tradición judía es rica en una infinidad de comentarios, algunos relacionan esta purificación con la realizada en el Monte Sinaí, donde Moisés recibió las tablas de la Ley.  Hay otros seis días de ayuno, menos seguidos, pero todos relacionados con la historia del pueblo judío como la que conmemora las dos destrucciones del Templo de Jerusalén, llamado Ticha Béav.

 Los primeros cristianos respetaban una dieta los miércoles y viernes, así como una semana antes de Pascua. En el IV siglo, extendieron este período a 40 días antes de Pascua, en referencia al ayuno de  Jesús. La Cuaresma, en el cristianismo antiguo, era un tiempo de oración, compartir y abstinencia que los fieles debían disfrutar sin ostentación, así como la limosna y la oración se observaba en secreto.[4]

En la actualidad las diferentes iglesias tienen una práctica del ayuno a partir de sus liturgias. Para la comunidad ortodoxa, todo acto de fe involucra cuerpo y alma al mismo nivel. Por ese motivo sea, tal vez, la doctrina cristiana más rigurosa en cuanto a la observación del ayuno. En los días de ayuno se debe intensificar la oración y los actos de limosna; de lo contrario, se considera un acto incompleto y fútil. En cuanto a la forma de practicarlo, en el ayuno ortodoxo coinciden la privación de ingerir productos de origen animal, aceite, vino, así como la abstinencia sexual. Su calendario viene regido desde el Antiguo y Nuevo Testamento, y las fechas asignadas ocupan una notable parte del año. Calendario de ayunos estrictos:–  La Gran Cuaresma: 40 días previos al Domingo de Resurrección, el más importante y estricto-El Ayuno de Navidad (adviento o ayuno de San Felipe): desde el 15 de noviembre al 24 de diciembre inclusive- Los Santos Apóstoles: el día después del Domingo de Todos los Santos hasta San Pedro y San Pablo (desde el Día de la Trinidad y hasta el 29 de Junio)- La Dormición de la Madre de Dios: precede al día de la Asunción (1 al 14 de agosto) Calendario de ayunos flexibles: Además de los ayunos estrictos, existen dos días a la semana reservados al ayuno, los cuales pueden ser observados de manera más o menos rigurosa:- Los miércoles, recordando la felonía de Judas- Los viernes, en memoria de la crucifixión de Jesús. Como hemos dicho, pues, el ayuno está presente en el calendario ortodoxo durante más de la mitad del año.

En el catolicismo romano el ayuno es una práctica legislada. Según el Código de Derecho Canónico de 1983, del Canon 1249, en los días de penitencia, los fieles deben dedicarse de manera especial a la oración, realizar obras de piedad y de caridad y negarse a sí mismos, cumpliendo con mayor fidelidad sus propias obligaciones y, sobre todo, observando el ayuno y la abstinencia. La Iglesia Católica dicta hoy un ayuno el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo (día de la crucifixión). Por extensión, todos los viernes, se come sin carne, de ahí la elección del pescado. Durante la Pascua, que cierra este período, es tradicional comer el cordero pascual, también un símbolo para los judíos cuando celebran la Pascua.[5]

En el anglicanismo, es en el Libro del Oración Común donde se establece el calendario de ayunos y abstinencias. Están sujetos al acto del ayuno todos aquellos fieles que puedan realizarlo, desde los 12 hasta los 65 años de edad. Para la Iglesia Anglicana, el ayuno se refiere a la cantidad de comida que ingerimos. Durante los días de ayuno se recomienda, por ejemplo, un desayuno y un almuerzo frugales, seguidos de una cena normal. En días específicos (Miércoles de Ceniza y Viernes Santo), se prescribe un ayuno estricto, donde no se debe comer nada hasta la puesta de sol. El concepto de abstinencia, por su parte, implica abstenerse de comer ciertos tipos de alimentos, generalmente carne, dulces y derivados. Lo más común en las sociedades anglicanas es practicar la abstinencia todos los viernes, a fin de conmemorar la crucifixión de Jesús y compartir su sacrificio[6].

En el luteranismo,  según Martín Lutero, el ayuno constituye un acto de elección individual, en tanto que práctica espiritual; de manera que cada persona es libre de elegir si ayuna o no, así como las fechas en las que decida practicarlo.[7] El Catecismo menor actualmente, la mayoría de iglesias luteranas observan el ayuno en épocas muy señaladas, especialmente durante la Cuaresma. También suele practicarse como un acto de preparación para la Eucaristía, aunque siempre desde un punto de vista opcional e individualista.

Para el calvinismo, su iniciador el reformador  J. Calvino consideró que la perfección cristiana se encuentra dentro del individuo cristiano, no fuera de él. Así pues, aunque no rechaza del todo el ayuno, afirma que éste puede degenerar fácilmente en la superstición si se lo concibe como una obra necesaria para la salvación.[8]

 En el pentecostalismo tampoco se establece un calendario fijo para las fechas de ayuno. Los integrantes de esta comunidad juzgan por sí mismos si deben practicarlo, tanto en fechas puntuales como en lapsos más largos como la Cuaresma. Si bien no podemos hablar de una diferencia oficial entre los conceptos de ayuno y abstención, como sucede en otras ramas cristianas, al movimiento pentecostés se le atribuyen tres tipos de ayuno característicos:- Ayuno normal: ayuno a base de agua solamente.- Ayuno negro: ayuno total, sin ni siquiera beber agua.- Ayuno Daniel: ayuno parcial, permite la ingesta de un solo tipo de alimento.

Y finalmente en el neo-pentecostalismo, el ayuno se lleva a cabo con un doble propósito: el acercamiento a Dios y como acto de petición. Algunos miembros ayunan uno o dos días a la semana de manera regular, en tanto que práctica de observancia espiritual, algo que también sucede con frecuencia en la comunidad del Movimiento de Santidad.

Abdulwali Amílcar


[1] “¡Oh, creyentes! Se os prescribió el ayuno al igual que a quienes os precedieron para que alcancéis la piedad. Ayunad días contados [el mes de Ramadán]. Quien de vosotros estuviese enfermo o de viaje y no ayunase, deberá reponer posteriormente los días no ayunados. Y quienes pudiendo ayunar no lo hicieren deberán alimentar a un pobre [por cada día no ayunado]. Pero quien voluntariamente alimentara a más de un pobre será más beneficioso para él. Y ayunar es mejor para vosotros, si lo supierais. En el mes de Ramadán fue revelado el Corán como guía para la humanidad y evidencia de la guía y el criterio. Quien de vosotros presencie la aparición de la Luna [correspondiente al comienzo del noveno mes] deberá ayunar; y quien estuviere enfermo o de viaje [y no ayunase] deberá reponer posteriormente los días no ayunados y así completar el mes. Allah Desea facilitaros las cosas y no dificultároslas; engrandeced a Allah por Haberos guiado y así seréis agradecidos. Y si Mis siervos te preguntan por Mí [¡Oh, Muhammad!, diles] ciertamente Estoy cerca de ellos. Respondo la súplica de quien Me invoca. Que Me obedezcan pues, y crean en Mí, que así se encaminarán. Durante las noches del mes de ayuno os es lícito mantener relaciones maritales con vuestras mujeres. Ellas son vuestra protección y vosotros la suya. Allah Sabe que os engañabais a vosotros mismos, y os Perdonó y Absolvió. Ahora podéis mantener relaciones con ellas y buscar lo que Allah os Decrete [hijos]; y comed y bebed hasta que se distinga el hilo blanco [la luz del alba] del hilo negro [la oscuridad de la noche], luego completad el ayuno hasta la noche, y no tengáis relaciones con ellas si estáis haciendo retiro en las mezquitas. Éstos son los límites de Allah, no oséis transgredirlos. Así Aclara Allah Sus preceptos a los hombres para que sepan cómo obedecerle.” [ Sagrado Corán 2:183-187]

[2] En todas las religiones conocidas, el ayuno se prescribe dentro de los calendarios litúrgicos con su finalidad específica para aquellos fieles que lo practican. A pesar de las discrepancias existentes entre los cientos de creencias religiosas y los motivos que cada una de ellas aduce para ayunar, todas coinciden en asignar unos valores comunes al ayuno: el crecimiento espiritual, la aproximación a Dios y el poder de hacer al individuo una mejor persona. No comer parece ser algo innatamente religioso. El hambre física es una metáfora demasiado buena del hambre espiritual, y ayunar es proclamar nuestra hambre por lo que no es físico – por lo divino. Al mismo tiempo, el hambre física es una metáfora de los deseos del cuerpo, y el ayuno significa la superación de esos deseos, el intercambio del cuerpo por el espíritu. En mayor o menor medida, y en algún u otro momento, todas las grandes religiones esperan que sus seguidores ayunen; pero en todos los casos es por las mismas razones: para enfocar la mente en Dios, para controlar el cuerpo, para prepararse para la revelación, y para ofrecer penitencia o sacrificio.

[3] Dicha tradición se basa en la leyenda del 'Karwa Chauth', que  cuenta la historia de la reina Veeravati, a la que un hermano induce a comer en un día de ayuno mediante engaño, lo que causa la muerte de su marido, el rey. Desconsolada, la reina encuentra a los dioses Shiva y Parvati y les ruega que revivan a su esposo, merced que éstos le conceden bajo promesa de guardar el ayuno del 'Karwa Chauth' con condiciones estrictas.

[4] El elemento ético del ayuno estuvo presente en estas comunidades primeras, teniendo en cuenta versículos del  evangelio como estos: “Y cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas; porque ellos desfiguran sus rostros para mostrar a los hombres que están ayunando. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa”.  (Mateo. 6:16).

 “Y Jesús les dijo: ¿Pueden los que son de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? mas vendrán días cuando el esposo será quitado de ellos, y entonces ayunarán.” (Mateo 9: 15)

[5] Canon 1249, del Código de Derecho Canónico, libro IV: De la función de santificar la iglesia, parte III: De los tiempos y lugares sagrados, título II: De los tiempos sagrados, cap. II: De los días de penitencia.

 Ayuno: se lo considera simplemente como una reducción de la cantidad de comida que ingerimos habitualmente, reduciéndolo a una comida principal más dos comidas pequeñas. Está indicada para los fieles entre 18 y 60 años de edad. Su aplicación está asignada durante la época de Cuaresma, concretamente el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.

Abstinencia: se suprime la carne roja por completo. Es obligatoria para los mayores de 14 años y debe contemplarse todos los viernes del año, así como en el tiempo de Cuaresma (40 días previos a la Pascua).

[6] Días de Ayuno estricto: – Miércoles de Ceniza- Viernes Santo Días de ayuno y abstinencia: – Los cuarenta días de Cuaresma- Témporas (días de inicio y final de cada estación del año) Días de abstinencia– Todos los viernes del año (exceptuando los que caen en la octava de una festividad mayor) Otras fechas Llamadas Días de Obligación, están marcadas como ocasiones en las que se recomienda observar penitencia y ayuno.

[7]El ayunar y prepararse corporalmente es, por cierto, una buena disciplina externa; pero verdaderamente digno y bien preparado es aquel que tiene fe en las palabras: “por vosotros dado” y “por vosotros derramada para perdón de los pecados”. Mas el que no cree estas palabras o duda de ellas, no es digno, ni está preparado; porque las palabras “por vosotros” exigen corazones enteramente creyentes.” Martín Lutero

[8]Me estoy refiriendo, por supuesto, al ayuno solemne y público; porque la vida de los que temen a Dios debe estar regulada por la frugalidad y la sobriedad, de modo que toda ella sea como una especie de ayuno perpetuo.” J. Calvino, Institución de la religión cristiana, vol. III, cap. III, 17.

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