Economía

Pandemia y Crisis Educativa

​​​​​​​Segundopaso – La Pandemia del coronavirus provocó el cierre temporal de instituciones educativas en todos sus niveles, desde el pre escolar hasta las universidades en la mayoría de países. En el caso latinoamericano no se ha podido retornar a clases presenciales en aproximadamente nueves desde los primeros brotes y altos índices de víctimas.

 

 

Escuelas y colegios, principalmente estatales lucen abandonados, en franco deterioro y con un silencio desolador ante la ausencia de risas y juegos de miles de niños y adolescentes. Según la Unesco: “La pandemia de COVID-19 ha generado el mayor trastorno de los sistemas educativos de la historia, afectando a aproximadamente a 1.600 millones de niños en edad escolar en más de 190 países.” Stefania Giannini, Subdirectora General de Educación de la UNESCO, advirtió que “la pandemia de COVID-19 podría minar decenios de progresos, exacerbar las desigualdades arraigadas y transformarse en una catástrofe generacional”.

La UNESCO, el UNICEF, el PAM y la OMS han publicado un documento conjunto que exhortan a los gobiernos y a la comunidad internacional a respetar estos compromisos y a considerar que los servicios de salud y de nutrición escolares constituyen un elemento esencial de los planes nacionales de respuesta y de reactivación y de los programas mundiales de recuperación.

Situación social en América Latina

Por su parte la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha expuesto una realidad ineludible que hay que tomar en cuenta:

“Incluso antes de enfrentar la pandemia, la situación social en la región se estaba deteriorando, debido al aumento de los índices de pobreza y de pobreza extrema, la persistencia de las desigualdades y un creciente descontento social. En este contexto, la crisis tendrá importantes efectos negativos en los distintos sectores sociales, incluidos particularmente la salud y la educación, así como en el empleo y la evolución de la pobreza.

En las últimas décadas hubo un cierto progreso en el área educativa, que iba de la mano con planes más innovadores en algunos países de la región, que estaban interesados en impulsar Reformas Educativas sustanciales e integradoras que tomen en cuenta la diversidad cultural, los conocimientos ancestrales y la recuperación del “Buen Vivir” como una propuesta de la cosmovisión indígena, apegada a las realidades andinas y afroamericanas de nuestro continente. Sin embargo, esta corriente progresista se vio paralizada por cambios de gobiernos y corrientes conservadoras que propician la implementación del neoliberalismo; esto frustró estos avances y dejaron las áreas de educación y salud de lado. En caso de Brasil, Argentina, Chile, principalmente y luego los países del área andina, los índices de desempleo se elevaron y consecuentemente de agudización de la pobreza. Ha esta situación se sumó la imposición de “paquetes” de medidas económicas que provocaron encarecimiento de la vida, pérdida de la capacidad adquisitiva y procesos de privatización de los servicios básicos. Esto ha ido generando una serie de conflictos y enfrentamientos y caos social principalmente en Colombia, Ecuador, Chile. Entrando nuevamente a una etapa oscura de inestabilidad política y descontento popular.

En medio de este panorama surgen las primeras alarmas de decesos por Covid y se adviene una etapa de desconcierto e incertidumbre que marcaron un antes y un después en todo el mundo.

Los recursos virtuales Tics y clases en línea:

En la década de los 90, los países latinoamericanos iban introduciendo en sus sistemas educativos el uso de nuevas tecnologías y entornos virtuales. El uso del internet se hizo cada vez más frecuente y brindó la oportunidad de acceder a una cantidad de conocimientos y recursos pedagógicos interesantes. De esta forma las instituciones educativas paulatinamente fueron creando nuevos y mejores espacios para el aprendizaje.

Aprovechando estos procesos de digitalización se propuso este mecanismo para enfrentar la crisis sanitaria a raíz del confinamiento, pero pese a muchos esfuerzos se evidencia que, los países de América Latina y el Caribe están desigualmente preparados. A pesar de mayor acceso al mundo digital en los últimos años y gracias a la masificación de la conectividad móvil, aún persisten brechas considerables especialmente en sectores rurales o urbano marginales:

En 2016, según el promedio de 14 países de América Latina, alrededor de un 42% de las personas que viven en áreas urbanas tenían acceso a Internet en el hogar, en comparación con un 14% de aquellas que viven en áreas rurales. Estas cifras aumentan en gran medida si se considera el acceso a través de Internet móvil, pero pocos países cuentan con esa información. En 2018, alrededor del 80% de los estudiantes de 15 años que participaron en la prueba del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA) en la región tenía acceso a Internet en el hogar y solo un 61% tenía acceso a una computadora. Solamente un tercio de los estudiantes contaban con un software educativo en el hogar. (CEPAL, 2019; Trucco y Palma, 2020).

Con estos antecedentes, más allá de todos los beneficios que podía ofrecer el uso de mecanismos virtuales, actualmente miles de niños, niñas y adolescentes no pueden acceder a internet gratuito, provocando algunos problemas de exclusión social, deserción educativa, problemas de aprendizaje y por lo tanto retraso en su desarrollo humano. Además, hay que tomar en cuenta que no todos están preparados de la misma forma en conocimientos, actitudes y aprendizajes específicos requeridos para desarrollar y aplicar nuevas estrategias tecnológicas. Tampoco los docentes estaban listos para conducir y promover la continuidad de estudios en esta modalidad.

En estas condiciones la crisis educativa que ya existía, se profundiza ante la actual situación. Es un hecho que se debilitarán las frágiles estructuras del sistema educativo, que ya estaba marcada por el fracaso escolar, problemas conductuales y de aprendizaje, métodos de evaluación ineficientes, etc. Pero independientemente de cumplir con el ideal de una educación de “calidad”, los gobiernos deben garantizar el derecho a la educación, y el pleno acceso a oportunidades de aprendizaje adaptada a nuevas condiciones y necesidades, incorporando respuestas pedagógicas sensibles y pertinentes a las diferencias culturales, lingüísticas, de género y de accesibilidad, para evitar el abandono escolar a mediano o largo plazo (Vargas, 2019).

En estos momentos de crisis educativa debe servir para fortalecer los lazos familiares, el sentido de solidaridad y ayuda mutua e ir pensando en proyectos conjuntos para enfrentar nuevos desafíos en el campo de la educación.

www.cepal.org

www.es.unesco.org

Related Articles

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Back to top button