En Europa Occidental, el desarrollo científico-tecnológico ha legitimado enunciados según cánones lógicos y teóricos objetivos en desmedro de las interpretaciones psicologistas y metafísicas. El progreso de las ciencias naturales introdujo certezas en el conocimiento, de tal manera que las ciencias en general –naturales, sociales y humanas– terminaron ellas mismas elevándose a la condición de ideologías.
En efecto, las normas de la sociología eurocéntrica se tornaron en ideologías desde el momento en que dictaminaron protocolos de investigación y conformaron puntos de vistas inamovibles; es decir, la realidad fue reducida a objeto de estudio bajo los preceptos de la neutralidad axiológica, asunto propio de la racionalidad positiva. Por lo tanto, el método que fungía como escudo o barrera ante la temida subjetividad, terminó por configurar un solipsismo metodológico.
Ahora bien, ¿en términos históricos es posible explicar la situación de nodesarrollo de América Latina según el positivismo? ¿Es posible comprender la estructura de clases y las relaciones sociales bajo los valores del cientificismo?
En relación con lo expuesto, es necesario aclarar que el método científico reduce a modelo ahistórico lo real porque lo despoja de su concreción. En consecuencia, la explicación de la dependencia económica de la región se circunscribe a asuntos propios del nivel superestructural: verbigracia, a través del dualismo raza superior e inferior, los hábitos y estilos de vida, al atacar directamente a las tradiciones como premodernas, el clima al considerar el calor de los trópicos como causa de la modorra y los vicios de sus habitantes, el mestizaje como defecto genético, entre otras dimensiones de la cultura e ideología.
La racionalidad positiva y neopositiva, así como sus expresiones teórico-metodológicas, el estructural funcionalismo y los sistemas sin sujeto, violentan las interpretaciones intrahistóricas que fundan una lógica de la investigación científica capaz de situar a la región en sus justos términos sociohistóricos, estructural, coyuntural y ontológico social.
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