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¡Sanciones!: El desespero de un imperio en decadencia

Segundo Paso para Nuestra América.- La política de sanciones aplicada por occidente a todas las naciones que no asuman su modelo sociopolítico, económico y cultural es directamente proporcional a las pretensiones globalitas que niegan los principios de autodeterminación, multipolaridad e interculturalidad que están surgiendo en el siglo XXI.

La política de sanciones de los EE.UU., la U.E y el Reino Unido y sus aliados contra todas aquellas naciones que no se les subordinan, ha sido una praxis sistemática, cuya unica mision es derrocar gobiernos e imponer la hegemonía de un modelo perverso que insiste en service de las naciones en detrimento de sus pobladores.

En ese sentido, con dichas sanciones se atosigan a la dirigencia sustantiva de los gobiernos que se han declarado antiimperialistas, invocando para ello, los preceptos de una justicia extraterritorial, que rompe con toda la arquitectura legal del derecho internacional público y pone en riesgo al Orden Internacional y sus equilibrios.

Ahora bien, en la narrativas mediática comprometida con las pretensiones de dominación imperial, los sancionados son afectados de manera individual, pero hay que decir, que cuando se trata de gobernantes, ejecutivos de Estado, Bancos Privados y empresarios que sirven al interés público, las sanciones involucran el ámbito del accionar de los gobiernos y por ende afectan a los pueblos.

En ese orden de ideas, el imperio y sus lacayos, frente a los triunfo del progresismo o cualquier otra corriente sociopolítica distinta a las imposiciones hegemónicas occidentales, impone   sanciones a discreción de sus más oscuros deseo de dominación, y para ello usa la arquitectura de instituciones multinacionales, organismos multilaterales y demás aparatos ideológicos y políticos al servicio de sus postulados de derecha, xenofóbica y racista.

Así los imperios construyen un red multifactorial de restricciones, coercitivas y unilaterales, que afectan las posibilidades de entendimiento y convivencia en igualdad de condiciones entre los países afectados por los gobiernos del mal llamado primer mundo establecidos en occidente.

En consecuencia, los imperios sancionan a los actores empresariales y políticos y sacrifican a los pueblos, que independientemente de las filiaciones políticas doctrinaria que le son propias a las diferencias  que coexisten en las democracias, son víctimas por igual.

Ahora bien, una aproximación al origen genealógico de las sanciones, se ubica en los elementos constitutivos del pensamiento liberal burgués impuesto por los aparatos ideológicos a su servicio, los cuales juntos a su praxis histórica por imponer en el inconsciente colectivo que: toda esperanza, construye futuro; que la resignación y subordinación al mandato imperial, propiciaba la gloria, y el trabajo duro como explotado, conduce a la riqueza.

En ese sentido, desobedecer tales preceptos, acarrea consecuencias nefastas para los pueblos que pueden ser autodeterminados e independientes. Pues más allá de la ideología política que las naciones y gobiernos suscriban, el interés imperial es dominar el planeta. De allí, que los imperios aunque derrotados en sus aspiraciones por la fuerza de los pueblos y sus luchas de resistencias, insistan en repetir que la vida presente es de sacrificio pues solo con ellos se lograra un futuro de sueños que aunque inalcanzables el Dios del mercado  proveerá.

En ese orden, lo ideológico del mensaje de dominación se impone como un hecho normal e ineluctable y sirve al hegemónico socio cultural para reproducir las relaciones sociales de producción y todas sus desigualdades. En consecuencia, más allá de combatir y resistir las sanciones imperiales, es menester luchar junto al poder popular organizado. Parafraseando al comandante Fidel Castro Ruz, “Revolución es sentido del momento histórico, es cambiar todo lo que tenga que ser cambiado”, es construir “hoy” el mañana; pues como dijo Benedetti: “la vida es un blanco móvil” y su tiempo histórico contra hegemónico y revolucionario, es el presente continuo, el despeje permanente de las contradicciones del ser social y sus circunstancias.

Está clara las aspiraciones por la dominación global de los Estados Unidos de América (EE.UU), la Unión Europea (U.E) y El Reino Unido (UK) en este siglo XXI, pero también es notable que están confrontando la resistencia geopolítica, geoeconómica y cultural que surge de los bloques emergentes del Asia Oriental, Asia Occidental, Eurasia, América Latino Caribeña y África, un escenario que sin lugar a duda, encarna las expresiones más representativas del antiimperialismo contra hegemónico, y el desarrollo de nuevos modos de relacionamiento internacional entre las naciones y pueblos.

Es importante destacar que hoy asistimos a una confrontación entre los derruidos imperios occidentales y la renaciente Rusia que luego de la caída del Muro de Berlín, emergió de sus ruinas para posicionarse en lo más alto de la escala de desarrollo socio económico.

En consecuencia, estamos a las puertas de una guerra de civilizaciones, con viejos retos y grandes desafíos. Por ello es imperativo seguir desmontando los fantasmas del pasado miserable del capitalismo, construir futuro hoy y avanzar abriendo las grandes alamedas para los hombres y mujeres libres.

Así, no habrá sanción que valga, bloqueo que funcione, ni guerra instantáneas que acalle las voces de la libertad, ya que demostrado está, que nuestros pueblos superan cualquier dificultad. Buenas nuevas están surgiendo en el mundo libre y antiimperialista. Luchemos por la PAZ

Dr. (PhD) Ángel Rafael Tortolero Leal

Profesor Investigador Titular en la UNERG, Diplomático Jefe de Misión en Israel y Palestina y Ex Embajador en la República de Chipre. Analista Internacional, Miembro del Centro de Estudios Socialistas Jorge Rodríguez. Director de Internacional Bolivariana y Miembro de la Línea de Investigación: Políticas Públicas y Pensamiento Contra Hegemónico y Profesor del Postdoctorado en Geopolítica Disruptiva. Militante del PSUV

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