LATAMPolítica

Ecuador: escenario delicado y confuso en la mitad del mundo

AUTORA: JESSICA PERNÍA. ILUSTRADORA: ETTEN CARVALLO

Segundo Paso para Nuestra América.- Aunque el Presidente Guillermo Lasso asegure que la grave situación de criminalidad en Ecuador es consecuencia de que los dos gobiernos anteriores “fueron muy contemplativos con el narcotráfico”, auto expiando sus culpas, los niveles de violencia han aumentado desde el inicio de su gobierno, y queda claro que si el Estado está involucrado, no solo como operador o legitimador de rutas y lógicas del narcotráfico, también lo está como responsable de la profunda crisis económica y política ecuatoriana.

Apenas en los cuatro primeros meses del año 2022, ya el ministro del Interior de la República del Ecuador, Patricio Carrillo, alertaba con preocupación sobre el aumento exponencial de muertes violentas en el país, que duplicaban entonces las cifras de todo el año 2020, por tener un punto de comparación.

Algunos datos oficiales y periodísticos muestran el incremento sistemático de las cifras de homicidio de 1.141 durante 2018, 1.187 durante 2019, 1.372 durante 2020, y más de 2.300 durante 2021, exponiendo el difícil escenario al que se enfrenta la nación.

¿Que cuál es el origen de este incremento?, la hipótesis fundamental se centra en la extensión del narcotráfico y la lógica criminal que en éste subyace, aunque otras miradas analíticas señalan también que otro de los factores radica en la crisis económica y política derivada del ejercicio de gobierno del Presidente Guillermo Lasso, sin dejar atrás datos como la recesión global producto de la caída de los precios del petróleo y la llegada de la pandemia por Covid 19 a la región.

Sin embargo, tres estados de excepción por  incremento de criminalidad suman ya desde octubre del 2021, cuando se decretó la primera medida de este tipo tras el asesinato de un niño de apenas 11 años en medio de un enfrentamiento entre un delincuente y un policía, decreto que coincidía con un estado de emergencia en los centros penales del país, tras un motín registrado en la Cárcel Número 1 de Guayaquil, que dejó 116 reos fallecidos y 80 heridos en septiembre 2021. El siguiente decreto del mismo tenor se lanzó en abril de 2022 luego de un incremento significativo de la delincuencia y violencia relacionada con el narcotráfico; y finalmente este 14 agosto de 2022 se decretó otra medida igual, buscando recuperar el control del orden público en el sector del Cristo del Consuelo y de toda la ciudad de Guayaquil, luego de que fallecieran cinco personas y otras 16 resultaran heridas, tras una explosión que el gobierno atribuye a mafias del narcotráfico.

Es sabido que Ecuador estaba siendo uno de los países de tránsito más importante para las rutas de droga en toda la región. Se atribuye el fenómeno al tránsito de la base de coca desde Perú hasta Colombia, puesto que según un análisis del diario El Espectador “la posición geográfica del país andino ha facilitado el tráfico de coca a través de sus costas”. Las mafias de narcotráfico se proveen de la droga colombiana por la ruta amazónica y por la ruta del Pacífico, donde Ecuador tiene su región litoral, enviándola desde estos puntos hacia Estados Unidos, Centroamérica y Europa a través de transporte marítimo y aéreo:

Luego vino la dolarización de la economía ecuatoriana, con la que el país se volvió un atractivo para quienes lavaban dinero. Como destaca James Bargent, “Ecuador era el sueño para cualquier blanqueador: un país en la frontera con el mayor productor de cocaína del mundo y que utiliza la moneda del mayor mercado de cocaína del mundo”. (Ecuador entra a una lucha que creía ajena: la del narcotráfico, El Espectador, 2021)

Un país que se convirtió en “la superautopista de la cocaína del mundo” tal como fue calificado por la Fundación InSight Crime (financiada por Open Society), que en la actualidad no solo sirve de ruta de distribución sino que abre el compás a la producción, almacenamiento y procesamiento de cocaína, y que además, detrás del telón tiene un “complejo y fluido inframundo” de grupos especializados y subcontratistas reguladas por organizaciones transnacionales de narcotráfico, protegidos por operadores de redes de corrupción dentro del Estado.

Aunque el Presidente Lasso asegure que la grave situación es consecuencia de que los dos gobiernos anteriores “fueron muy contemplativos con el narcotráfico”, auto expiando sus culpas, los niveles de violencia relacionados al narcotráfico han aumentado desde el inicio de su gobierno, y queda claro que si el Estado está involucrado, no solo como operador o legitimador de rutas y lógicas del narcotráfico, también lo está como responsable de la profunda crisis económica y política ecuatoriana, que dio al traste con las protestas masivas protagonizadas por el pueblo ecuatoriano, sobre todo el pueblo campesino y obrero, durante octubre del 2019 y junio de 2022.

La descomposición del estado de bienestar y de las garantías esenciales de la ciudadanía, como la crisis de los precios del combustible, del transporte, de los alimentos y servicios, derivó en la decisión nefasta de endeudar a la nación con el Fondo Monetario Internacional, cuyas condiciones pasaron por la aplicación del harto conocido paquete de recortes neoliberales, con drásticas consecuencias para la población, entre ellas el bajo nivel en la infraestructura y calidad educativa, en el sistema de salud, y en los sistemas de seguridad -base primaria de prevención de la criminalidad-.

En este contexto, los índices de aprobación del presidente Lasso van en picada. Durante una encuesta de la consultora Perfiles de Opinión realizada en junio de este año, el 63.92% de las y los encuestados calificó de “mala” la gestión del primer mandatario, y además un 17.28% de las y los encuestados opinó que su gestión es “muy mala”, cuantificando la percepción que sobre la situación país tiene la población en Ecuador, a la que se debe agregar el cúmulo de malas opiniones que sobre la instaurada mesa de diálogo entre el gobierno y la CONAIE tras las protestas de junio 2022, tiene la fuerza indígena, campesina, negra y obrera, que ha denunciado los mínimos avances luego de cumplido el primer mes de diálogo, el reciente 13 de agosto.

Y es que la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador CONAIE, la Confederación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras FENOCIN y Consejo de Pueblos y Organizaciones Indígenas Evangélicos del Ecuador FEINE no han dejado de exponer su preocupación, denunciando al presidente Lasso por la “falta de voluntad política” para resolver acuerdos en las 10 meses de trabajo relacionadas a las 10 demandas que ha llevado adelante el movimiento, conforme éste paralelamente recién anuncia un viaje a los Estados Unidos para realizar exámenes médicos y tratamiento por la aparición de un tipo cáncer de piel o melanoma.

Criminalidad y narcotráfico desatados, impopularidad creciente, fuerzas sociales denunciando falsas promesas y respuestas que no llegan, un presidente acorralado, y ahora, convaleciente, son el escenario delicado y confuso en la mitad del mundo.

Related Articles

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Back to top button