La operación militar iniciada por la federación rusa en Ucrania se concretó bajo dos propósitos bien precisos y dados a conocer abundantemente: desnazificar y desmilitarizar aquel país convertido en punta de lanza y testaferro de Washington y la Organización del Tratado del Atlántico Norte – OTAN – contra Rusia sobre todo a partir del golpe de Estado contra el ex presidente Yanukovich en febrero del año 2014 apoyada, financiada y alentada por Washington y los suyos. El objetivo final ha sido Rusia.
Una federación rusa que ha sido cercada desde el fin de la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas – URSS – rodeándola con bases militares e incorporando en esa conducta belicista, no sólo ex repúblicas soviéticas al seno de la organización Militar occidental, sino también a países que alguna vez formaron parte del llamado bloque socialista generando un desbalance en el poder de esa zona del mundo.
Una clarísima provocación que ha sido alertada y denunciada por Rusia, exigida en su freno mediante el compromiso de garantías de seguridad incumplidas por occidente. Provocaciones permanentes a través del apoyo occidental a procesos desestabilizadores en Georgia, sino que en la propia Ucrania donde se alentó, apoyó y concretó el Golpe de Estado de febrero del año 2014, que significó nazificar el país. Las palabras textuales del presidente ruso Vladimir Putin aquella madrugada del jueves 24 de febrero del año 2022 fueron “he tomado la decisión de llevar a cabo una operación militar especial. Su objetivo será defender al pueblo que durante ocho años ha sufrido persecución y genocidio por parte del régimen de Kiev. Para ello, apuntaremos a la desmilitarización y desnazificación de Ucrania".
Palabras de Putin que refrendan la necesidad de recordar y siempre contextualizar pues resulta una conducta contumaz el utilizar el relato, por parte de Washington y los suyos, que presenta el inicio de la historia de los procesos políticos desde el momento que le es útil para su visión de mundo, cuando ellos dan el punto de partida. En Ucrania los hechos para Washington y los suyos partieron en febrero del año 2022, no en febrero del año 2014 e incluso antes con la política de cerco y máxima presión contra la federación rusa tras la disolución de la ex URSS. En el caso de Palestina, los medios occidentales transmiten en forma pertinaz, que los hechos del 7 de octubre con la operación de la resistencia palestina denominada Tormenta Al Aqsa “obligó” la respuesta supuestamente autodefensiva del régimen sionista israelí, cuando la estricta verdad es que la legítima acción de la resistencia palestina es producto de 75 años de ocupación, colonización y exterminio llevado a cabo por el nacionalsionismo. Proceso que ha implicado la usurpación y robo de sus territorios, el asesinato de decenas de miles de palestinos entre ellos miles y miles de niños con la idea de hipotecar el futuro del pueblo palestino. La construcción de un muro de segregación en Cisjordania, el bloqueo total de la Franja de Gaza desde el año 2006 a la fecha. La demolición de viviendas, destrucción de cultivos, impedir el retorno de los refugiados, construcción de asentamientos con 650 mil colonos extranjeros afincados en Cisjordania. Tener presente hechos, contexto y análisis permite no dejarse seducir por la manipulación y desinformación, permite tener opinión propia y así desmentir y desmantelar el aparataje comunicacional de aquellos que desean seguir manteniendo la unipolaridad del mundo.
La pregunta que surgió tras el inicio de las operaciones militares rusas en defensa del Donbás, fundamentalmente, es si correspondía hablar de desnazificación en un país apoyado por Washington y una Europa que había tenido participación en el combate al nacionalsocialismo y que en el caso de algunos países europeos sufrió en carne propia las políticas de exterminio del Tercer Reich, nunca como la ex Unión Soviética que entregó la sangre generosa de 27 millones de sus hijos e hijas para derrotar al nazismo. La respuesta es más que evidente: un sí rotundo frente a una Ucrania, que como una sociedad de borregos está siendo conducida en el camino de una ideología de crimen y desprecio por todo aquello que no respondería a sus cánones sociales y políticos. No es casualidad que la figura de uno de los referentes del nacionalsionismo, aliado del régimen hitleriano y cómplice en los crímenes llevados a cabo por el Tercer Reich sea Stepan Bandera.
Icono reverenciado por el nazismo del siglo XXI en Ucrania. Mitificado como un héroe por aquellos que forman parte del llamado batallón Azov, Dnipro, entre otros, criticados por mostrar, exhibir y portar símbolos nazis, como el Wolfsangel, utilizado por la 2ª División SS Das Reich, y el Sol Negro. Sumemos grupos como el Partido Svoboda, el C-14 y el Pravyi Sektor – sector derecha – que han creado sus propias fuerzas de camisas pardas y que se han sumado a lo que son las fuerzas regulares del ejército ucraniano. “Una docena de milicias identificadas desde 2014 se nutren de un antisemitismo rastreable a comienzos del siglo XX. Supremacistas, homofóbicos, etnocentristas, antirusos por excelencia” (1) Un Stepan Bandera que a la luz de la historia fue simplemente un oportunista ultraderechista, convertido en un colaboracionista del agresor nazi durante la invasión a la URSS, que facilitó el dominio de Ucrania y que luego cuando vio que había sido engañado en su traición y deseos de ver destruida a la URSS y sobre todo a Rusia y se volvió infructuosamente contra sus amos del Tercer Reich convencido que su plan de independencia no llegaría a buen puerto.
Lo paradójico es que un régimen como el kievista, donde predominan los sectores más ultranacionalistas, vinculados a la ideología nacionalsocialista tanto en discursos como en simbología, esté estrechando lazos con el régimen sionista cuya esencia es aferrarse al judaísmo – aunque ello sea oportunista - al semitismo y una ideología que sustenta mitos fundacionales del orden de auto considerarse pueblo elegido a quien se le habría otorgado un territorio por obra y gracia de una divinidad al parecer agente inmobiliario exclusivo y excluyente. Un régimen cuya narrativa permanente es el recuerdo de lo que denomina el holocausto a manos precisamente del Tercer Reich cuya ideología nacionalsocialista llevó a la muerte, no sólo a millones de europeos de creencia judía, sino también 27 millones de soviéticos, prisioneros de guerra, políticos opositores al nazismo, discapacitados mentales y gitanos. Hoy, el oportunismo político de un Zelensky – de una familia creyente en el judaísmo - con miembros del gabinete y un sector del ejército, desea ganarse la simpatía y el apoyo de Benjamín Netanyahu, no por un tema religioso, sino para confrontar a Rusia e incluso tratar de confundir a la voluble sociedad internacional, para que se vincule a Moscú con HAMAS (2)
Un Volodimir Zelensky que, al inicio de su mandato presidencial señaló que, entre sus prioridades, no estaba su condición de creyente judío “El hecho de que sea judío está en la posición 20 de la lista de mis rasgos” (3) Hoy, el otrora comediante se prodiga en mensajes de apoyo incondicional a la entidad israeli, tras lo acontecimientos del 7 de octubre pasado, cuando la resistencia palestina concretó una operación militar, que en pleno uso del derecho internacional le otorga el aval para el logro de su autodeterminación y el fin de 75 años de crímenes contra el pueblo palestino. Zelensky, el día 11 de octubre pasado, en una de sus numerosas reuniones de coordinación entre Ucrania y la OTAN sostuvo que las democracias occidentales deben secundar la respuesta militar israelí en Gaza y no abogar por salidas negociadas. “A veces pensamos en cómo resistir o en cómo detener la guerra, cómo conseguir el diálogo con Irán o con Rusia, pero pienso que tenemos que hacer lo contrario”, dijo Zelensky, “no tenemos que dar ni siquiera la posibilidad al agresor de pensar en una tercera guerra mundial, en una nueva ola de agresiones, en una nueva tragedia”
Mismo tenor de las palabras de Netanyahu y su gabinete de extremistas, que han amenazado incluso con exterminar a la población palestina, expulsarla de su territorio en Gaza y que hoy les niegan el agua, la electricidad, el acceso a alimentos y fármacos. La política de solución final en interpretación israelí -un remake de la Conferencia de Wannsee nacionalsocialista hoy en versión telemática entre Washington y Tel Aviv - incluso si ello significa lanzar artefactos nucleares como lo sostuvo el ministro israelí de Patrimonio, el ultraderechista extremista Amichai Eliyahu, quien sostuvo y revelo de paso lo que el régimen nacionalsionista israelí ha negado respecto a poseer artefactos nucleares “el lanzamiento de una bomba atómica contra la Franja de Gaza podría ser una de las opciones en la guerra” según señaló Eliyahu y dado a conocer por el diario The Times of Israel el domingo 5 de noviembre pasado (4)
Palestina ha sido tema también en la fuerte disputa entre el ente sionista y Rusia por el tema Ucrania, que tuvo su momento más tenso cuando el ex primer ministro sionista Yair Lapid sostuvo que Moscú estaba cometido crímenes de guerra en Ucrania. Para la cancillería rusa los comentarios de Lapid no sólo eran antihistóricos, sino que explican “en gran medida por qué el actual Gobierno israelí apoya al régimen neonazi de Kiev" Esto, a pesar de que la defensa de Zelensky argumenta que la creencia judía del mandatario ucraniano lo excluiría de alianza con el nazismo. La realidad indica que la religión de Zelensky no significa, en modo alguno, que Ucrania no esté dominada por neonazis y que la religión sea aprovechada en forma oportunista por los extremistas, tanto de Ucrania como de Israel para acercar posiciones y objetivos comunes. Moscú sostiene que “El antisemitismo en la vida cotidiana y en la política no se detiene y, por el contrario, se alimenta en el país europeo” (5) cuestión que trae aparejado el peligro del crecimiento de esta animadversión expresada en pogromos, ataques y generación de un ambiente de odio y exclusión en el conjunto de Europa, precisamente por la acción entre Kiev y Tel Aviv. No se queje Europa después del avance y peligro que significa reflotar la bestia del nazismo en sus distintas variantes, como lo vemos en varios países de una Europa comunitaria, que más parece el patio trasero de Washington que una mancomunidad soberana de naciones.
Pablo Jofré Leal.
- https://www.telam.com.ar/notas/202203/585959-paramilitares-y-grupos-neonazis-ucranianos-como-inciden-en-la-guerra-y-en-la-paz-del-pais.html
- https://elpais.com/internacional/2023-10-23/ucrania-quiere-ganarse-a-israel-como-aliado-contra-rusia.html
- https://elpais.com/internacional/2023-10-23/ucrania-quiere-ganarse-a-israel-como-aliado-contra-rusia.html
- https://www.cronica.com.mx/mundo/ministro-netanyahu-revela-secreto-voces-israel-armas-nucleares.html
- https://es.euronews.com/2022/05/03/ucrania-crisis-israel-rusia
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