Mujer

La palabra “Madre”, una palabra dorada con un significado sin fronteras

SP – El Día de la Madre es una ocasión especial en el mundo y sin fronteras que nos recuerda que debemos estar más agradecidos por el amor de nuestra madre en este día.

El Día de la Madre es una ocasión mundial y en cada región del mundo con fechas diferentes, pero no debemos olvidar que todos los días son el día de la madre para nosotros, ya que no hemos vivido ningún día sin que la madre nos amara.

Cada vez que buscamos dar un ejemplo del amor y del cariño, recordamos el amor de la madre. Donde buscamos dar un ejemplo y un símbolo del amor, compasión y sacrificio, pensamos en la madre.

Ya sea durante el embarazo, la niñez, la infancia o incluso la edad adulta, una madre sirve a su hijo con todo su ser, sincera y amorosamente. ¿Quién, excepto solo una madre, puede sacrificarse tanto? ¿Quién puede renunciar a su tiempo de relajación, de su comodidad y progreso e incluso a su propia salud para que sus queridos puedan dormir tranquilamente, puedan progresar y también estén sanos llenos de dicha y felicidad?

Todas las escuelas y religiones tienen una vista especial hacia la madre y el respeto por su posición, y han enfatizado en esto. Los profetas divinos y los líderes religiosos, mientras aconsejaban respetar a la madre, se honraron en primer lugar frente la madre y le piden misericordia y perdón.

En el Corán, el Libro Sagrado del Islam, Dios nos dice: “Frente a ellos (padres), no les digas «¡Uf!» ni les grites, sino que, más bien, háblales con palabras dulces y tiernas. (Sura Isra, Aleya 23). En la explicación de esta aleya hay que decir que la palabra “¡Uf!”, es la palabra más pequeña y menos importante que puede causar el disgusto de los padres.

El Profeta Muhammad (la Paz sea con él y sus descendientes) al explicar el estado de la maternidad dice: “El paraíso se encuentra bajo los pies de nuestras madres”.

La posición de la madre para Jesucristo (la paz sea con él), el Espíritu de Dios, es tal que Jesús afirma que agradeció a Dios al comienzo de su vida y se le recuerda que Dios le ha hecho bendiciones por haber podido satisfacer a su madre, porque él sabe que la bondad hacia la madre tiene el mayor valor.

Mientras rendía culto a Dios, el Profeta Moisés (la paz sea con él) le pidió a Dios que le presentara a su compañero en el cielo para que lo conociera. Se le dijo: ¡Oh Moisés! Ve a cierta área, ve a cierta tienda, la persona que trabaja allí será tu compañero en el cielo.

El profeta Moisés (P) buscó por él y se encontró con un joven carnicero. Lo miró desde lejos para ver lo que hacía. Pero no vio nada extraordinario en él.

Por la noche, cuando el joven salía del trabajo, Moisés se le acercó a él sin presentarse y le pidió que fuera su invitado para la noche. De esta manera, el Profeta Moisés quería saber el secreto de su trabajo y ver qué hacía el joven que le ha valido tantos grados y se ha convertido en el compañero del Profeta de Dios.

El joven entró en la casa, preparó la comida, antes que nada, luego se dirigió a la anciana discapacitada que tenía las extremidades paralizadas y no podía moverse. Pacientemente, le puso la comida en la boca, la lavó y le cambió la ropa. Cuando se despidió, Moisés se presentó y preguntó quién era la mujer. ¿Cuál era la palabra de que estaba hipnotizando mientras miraba al cielo después de que le dio comida?

Él dijo: “Esta mujer es mi madre, y cada vez que la alimento, ella reza por mí y dice: “Que Dios lo otorgue ser compañero de Moisés en el paraíso”.

Moisés le dio la buena noticia al joven de que la oración de su madre había sido respondida.

Ahora que sabemos la posición de la madre en las religiones celestiales:

¿Cuál es nuestro deber a cambio de este sacrificio? ¿Cómo podemos apreciar a nuestra madre? ¿Cómo podemos respetarla? ¿Cómo podemos pagarle el favor?

La respuesta es simple: ¡con amor y eterno servicio!

Como el joven carnicero de la época de Moisés, tratemos de servir a nuestra madre y cumplir sus deseos, e incluso si ella no nos pide que hagamos nada, ¡hagamos algo para hacerla feliz!

¡El Día de la Madre es una oportunidad para apreciar esta bendición divina!

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